El bochorno no cesa. En cualquier otro país mínimamente democrático ya se habrían producido dimisiones y condenas en masa, pero aquí nuevamente seguimos con la máxima de que «Spain is different». El PP cierra filas y nadie se hace responsable. Ni siquiera nuestro Código Penal contempla delitos específicos por la financiación corrupta de los partidos.