Mariano Rajoy sigue fiel a su creencia de que la mejor manera de resolver los problemas es dejar de hablar de ellos. El presidente ha sido capaz de hablar durante más de una hora ante decenas de empresarios, algunos de los más importantes del país, sin pronunciar en ningún momento la palabra corrupción ni hablar de la crisis política. Se limitó, eso sí, a pedirle que huyan del pesimismo que “algunos” quieren instalar en la sociedad