Cuando estalló la crisis de euro hace cinco años en Grecia y que hizo temer que la eurozona podría llegar a su fin, la canciller Angela Merkel tomó dos decisiones que lograron alejar el peligro. En un tono categórico y que no admitía discusiones dijo que Grecia debía seguir perteneciendo a la zona euro.Cinco años después,Merkel cambió radicalmente de opinión con respecto al futuro del país heleno y cree que la eurozona podría sobrevivir si un futuro Gobierno griego liderado por Alexis Tsipras decidiera abandonarla.