Dureza con Grecia y laxitud con Francia e Italia: esa es a día de hoy la Unión Europea. La Comisión Europea acaba de dar dos años más a Francia, hasta 2017, para que deje el déficit público en el mítico 3% del PIB. Bruselas da un ligero toque de atención a París y Roma, pero pone de manifiesto que las reglas no son iguales para todos.