No han pasado ni dos meses de su nombramiento, y los síntomas de hartazgo ante el Gobierno griego se acumulan en Berlín. El Ejecutivo de Angela Merkel ya recibió con desconfianza a Alexis Tsipras y a sus ministros, pero las últimas semanas han servido para confirmar los temores ante unos líderes que en Alemania se ven como imprevisibles e irresponsables.