Las tensiones entre Grecia y sus acreedores internacionales (la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI) han repuntado en los últimos días ante la falta de una lista de reformas detallada por parte de Atenas como condición para recibir un nuevo tramo de financiación dentro del rescate internacional, de 7.200 millones de dólares.